Hace veinticuatro años, comenzamos a reunirnos algunos pobladores
del barrio de La Cuesta de Mezcala, Jalisco. Del centro iba Mane que, en
ese entonces, era estudiante de la preparatoria, y con el tiempo comenzaron a llegar más gentes de otros barrios, pero en principio fuimos un
grupo mayoritariamente de La Cuesta. Ahí nos veíamos cada sábado
en el corral de mi casa para hacer la plática. La primera en llegar era
Mari (María Machetes), quien siempre llegaba con una carga de leña
para prender el fogón. La que la esperaba era mi mamá Rosita Moreno.
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